HUBO UNA VEZ UN SUJETO...

("El hambre es delito", charla de Elisa Carrió)

 

por Federico Piedras

 

            Hubo una vez un sujeto que hace mucho o hace poco (depende de la relatividad con la que uno mire el tiempo) pensó un país. Hubo una vez un sujeto, hubo una vez una idea, pero después vino otro sujeto que trajo otra idea. Esto último también es relativo, porque podrá pensarse que otros sujetos antecedieron al segundo sujeto, y ayudaron a formar la segunda idea. Aunque también podrá pensarse que el segundo sujeto de que hablo es muy difícil que alguna vez haya tenido para el país idea alguna.

 

            Empecemos de vuelta: hubo una vez alguien que, entre civilización y barbarie, creyó que para formar un país primero hay que crear una Nación, e impartir en los nacionales en potencia, precisamente, la idea de nacionalidad. Que las bases del sentimiento nacional se construyen en la escuela pública y gratuita. Allí todos somos iguales, allí todos estamos emplazados en la misma situación, en fin, allí todos somos formables.

 

            Sin embargo, poco más de cien años después, apareció la antítesis de ese modelo. A esa antítesis se refirió Elisa Carrió, el pasado jueves 13 de mayo en el Salón Auditorio de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, en la mesa redonda intitulada "EL HAMBRE ES DELITO".

 

            Participaron del evento la Diputada Nacional Laura Musa y el economista Rubén Lu Vuolo. En línea con el discurso de Carrió (el que aún no había sido manifestado), la Diputada Musa embistió principalmente contra el clientelismo político y dijo, en relación al tema, que cuanto mayores son las prebendas oficiales, mayor es el deterioro de la Democracia: hoy el claro ejemplo de esto sería el de los famosos y discutidos "planes sociales", en tanto generan una distribución del ingreso negativa y están directamente relacionados con el deterioro de la ciudadanía.

 

            Y como si fuera un cuento de Borges, descubriremos en el fin (en el fin de esta nota) que en el comienzo estaban las bases de todo. Pero así como leer sólo el principio de los cuentos de Borges es un desperdicio, la charla continuó con su jugo bien ácido y de manera tal que hubiera sido una majadería dejar de tomar una sola de sus gotas. Rubén Lu Vuolo explicó, en forma didáctica, los principales puntos del plan económico que viene proponiendo frente al problema de la pobreza en este empobrecido país (donde la mayoría de los pobres son niños, y la mayoría de los niños son pobres, Lu Vuolo dixit). Su programa está dirigido, en principio, a los niños y a los ancianos. Los principales puntos son: la creación de un sistema de políticas públicas donde se contemplen un ingreso ciudadano para la niñez (INCINI), otro para los adultos mayores (INCIMA), una política alimentaria y una reforma tributaria, que sería la que ayudase a solventar el plan económico.

 

            Ahora, después de la participación de la Diputada Musa y el economista Lu Vuolo, regresemos al comienzo, que fue el final del evento:

 

            "La generación de pobreza en los niveles actuales es un requisito indispensable para que la Argentina funcione como funciona políticamente", empezó Carrió, para explicar la idea central de su tesis. Por eso, sostuvo, la única política que libera a un pueblo es la política social aplicada universalmente. Con el clientelismo político, se ata el beneficio al voto ("doy si me vota, piensa el político", dijo). Junto al clientelismo, está aparejada la amenaza del candidato que otorga los planes, ya que si éste no gana las elecciones, el pobre pierde el beneficio.

 

            Continuando con el análisis de la situación política actual, Carrió afirmó que está instalada una discusión antirrepublicana, cual es cómo se controlan los planes sociales, y, dentro de ésta, cómo se controla a los punteros políticos para que el gobierno gane las elecciones internas. Para explicar el por qué de la calidad antirrepublicana de la cuestión, se remitió a la Revolución Francesa donde se dijo que lo importante era pensar en un plan social que garantizase la libertad del voto.

 

            A lo anterior le siguió el desarrollo de la idea sobre la concepción de poder actual. A su juicio, la característica principal que compone todo poder es la energía, que de inmediato da la idea de ser algo simbólico, que no existe en forma material. Entonces, el problema sería cómo se produce esa energía. La ex diputada contestó diciendo que uno pone en el otro lo que uno quiere que el otro sea. Sin embargo, hay una transpolación de esa energía. El otro no se convierte en lo que el pueblo cree que puede ser, explicaba Max Weber. Se nos presenta, a la vez, un nuevo problema: qué se hace con la energía, ya que lo que se elija determinará la concepción del poder.

 

        A partir del contrato social, dijo Carrió para explicar cómo debería concebirse y por lo tanto usarse el poder, es posible la constitución ciudadana. Y esa ciudadanía no entrega el poder para ser dominada, humillada, empobrecida, sino para ser más ciudadana. No obstante, en la Argentina, la entrega de poder que hace la ciudadanía se emplea de diferente manera: el poder que se toma es usado para dominar. Habría, así, una contradicción entre los conceptos de República Constitucional y poder como dominio, más allá de que la forma más fácil de relacionarse sea el dominio, mientras que la generosidad es la que más cuesta. Y, siguiendo con la idea, Carrió agregó que, en la Argentina, el poder como dominio, generó la desindustrialización en los ’70 y el desvalijamiento del Estado en los ’90, dejándolo empobrecido y raquítico.

 

            El análisis social continuó planteando las diferentes concepciones de vida de Oriente y Occidente, según Carrió las ve, y su reflejo en la Argentina. La de Oriente, como una concepción circular, que entiende que debe protegerse a los niños y a los ancianos principalmente: los primeros son el futuro, los otros, transmitirán el conocimiento a ese porvenir. La de Occidente, por el contrario, sería una concepción lineal: no importa la vejez; si uno irremediablemente se va a morir. Cuanto más viejo, menos sirve. Pero a esta última concepción, se le respondió con políticas sociales y derechos humanos, en especial en Europa. Y a esto se retrucó con la concepción de poder como dominio, en especial en Argentina (en general, en toda Latinoamérica). Lo cual, dijo enojada, ha generado una civilización perversa que abandonó a los niños, a los viejos y, ahora, a los pobres.

 

            Para terminar, Elisa Carrió señaló su propuesta: generar políticas sociales de ingreso ciudadano para la niñez y la vejez, haciéndose una redistribución que implicaría mayor desarrollo económico y un resurgimiento de las PyMEs. De este modo, dijo, como primero están los ciudadanos y luego (muy luego), la burocracia estatal, el Estado Nacional que construye ciudadanía no puede delegar tal construcción a las provincias, ya que hoy, éstas construyen poder como dominio.

 

            Hubo una vez sujetos que soñaron un país. Hubo sujetos luego que revirtieron esa idea. ¿Habrá sujetos hoy con proyectos para restablecer el sueño perdido? Yo no lo sé: sólo soy un sujeto que está ahí, como tantos otros, escuchando...