PERSONA ESTUVO ALLÍ

DERECHOS EXISTENCIALES
Y POLICÍA

por Federico Piedras Quintana

El pasado jueves 17 de marzo, en la Asociación de Abogados de Buenos Aires, se llevó a cabo la conferencia sobre "El rol de los organismos de Derechos Humanos en la transformación de la policía", a cargo del holandés Dr. Otto Adang, quien es, entre otras cosas, Profesor a cargo de la Cátedra Mantenimiento del Orden Público en la Academia de Policía del Reino de los Países Bajos y profesor visitante en la Universidad de Liverpool (Reino Unido). Especialista en el manejo del orden público y control de masas. Consultor experto de las fuerzas de seguridad en los Países Bajos, Bélgica, Irlanda, Portugal, Sudáfrica, Ministerio del Interior de los Países Bajos, Consejo de Europa y Unión Europea.


La presentación fue realizada por Héctor Shalom, miembro de la Fundación Casa Ana Frank, quien luego de introducir a los panelistas le cedió la palabra a Estela Carlotto. La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo comenzó por señalar que desde que las Fuerzas Armadas victimizaron nuestro país, se inició una lucha llevada a cabo por los organismos afectados (los familiares de desaparecidos) y que ha atravesado un camino de más de 21 años de gobiernos constitucionales. Al hablar de la causa de los familiares en general, y de Abuelas en particular, Carlotto señaló que "la lucha no se abandona" porque es necesario un "país sin miedo y que se eternice el Nuca Más". Desde los informes de la CONADEP, siguió, se supo que sólo 1600 oficiales participaron en las operaciones del último gobierno militar, por lo que puede concluirse "que no todos son responsables" de lo ocurrido. Sin embargo, "el problema radica en que los nuevos integrantes de las Fuerzas reciben el peso del pasado, ya que aún desde aquel organismo no se ha reconocido lo que sucedió". Al mismo tiempo, "precisamente son esas Fuerzas las que hoy desean terminar con el rechazo social, y por eso es que acompañamos el proceso de cambio. Es necesario que se comprenda que hay que educar, re-formar, rescatar a esas personas que están en las Fuerzas, ya que aún con gobiernos constitucionales ha habido asesinatos por parte de la policía. Y lo cierto es que queremos volver a esos días en donde uno podía confiar sin inconvenientes en la policía". Para finalizar, Carlotto dijo que "los Organismos de Derechos Humanos están al servicio de la recomposición social: sumamos, comprendemos, pero sin bajar los brazos, ni ceder ante las presiones. Los organismo de Derechos Humanos vamos a contribuir para darle a las generaciones jóvenes la seguridad que nuestros hijos no tuvieron".

A continuación, Héctor Shalom explicó cómo se produjo la conexión con Holanda. El representante de la Fundación dijo que el intercambio comenzó tres años atrás cuando se llevaba a cabo una muestra en homenaje a Ana Frank. Desde aquella vez, se mantuvo un intercambio fluido con Holanda y, a la vez, posible gracias a la presión de los organismos de Derechos Humanos, que lograron que el proyecto subsistiera pese a las diferentes crisis que atravesó el país en los últimos tiempos. "El proyecto -dijo Shalom- tiene la idea base de modificar el aparato policial, ya que aún hoy se manejan cifras aterradoras: 130 a 140 casos por excesos de la fuerza policial". Antes de otorgarle la palabra al Dr. Adang, Shalom explicó el porqué de Holanda: "1º) La historia de Ana Frank sucedió en Holanda; 2º) El primer país que un grupo de mujeres apoyó a las madres de plaza de mayo fue Holanda; 3º) En el mundial de 1978, los jugadores holandeses no saludaron a Videla en la final; 4º) Los padre de Máxima no participaron de la boda debido a la vinculación de Zorreguieta con el gobierno militar".

Por su parte, Otto Adang comenzó por decir que su conexión con Argentina había comenzado dos años atrás, "cuando una delegación del país vino a Holanda y de la conversación me sorprendí por el cambio de las fuerzas policiales, por el involucramiento de los organismos de Derechos Humanos, de las mismas Fuerzas, lo que me hizo sentir un compromiso por la Argentina". En cuanto a su proyecto de cambio, explicó que el mismo parte de dos premisas: por un lado, el manejo de manifestaciones y control público, y por el otro, el manejo de las fuerzas policiales. De su primera visita a la Argentina, se fue con la idea de que era necesario un cambio en el área de control de disturbios hacia un mayor control del orden público. "El enfoque debe ser diferente, ya que generalmente las manifestaciones son pacíficas: las mejores prácticas son las que previenen los problemas. Y este es un cambio de perspectiva importante: concentrarse en el manejo del orden, en vez de estar preparado para el desorden".

A continuación, el Dr. Adang dio vista de lo que había ocurrido en Holanda en una manifestación estudiantil. En aquella oportunidad, por un mal manejo de la policía del asunto, la manifestación terminó con importantes disturbios y enfrentamientos entre la policía y los estudiantes. A partir de lo ocurrido hubieron severas críticas hacia la policía, entre las que estuvieron las suyas, que no sólo trabajaba para el organismo en aquel momento, sino que además había sido testigo del hecho. Sin embargo, un año después sucedió una manifestación similar a la anterior, y las expectativas sobre lo que podría ocurrir eran grandes. La policía estaba obligada a realizar algo diferente. Y lo hizo. De ese modo, hubieron pequeños intercambios con los manifestantes, pero sin registros de violencia, lo cual demostró que "con un enfoque diferente, las cosas pueden ser diferentes". Para generar el cambio se recurrió tanto a miembros de la policía como a universitarios que, en el rol de observadores, veían lo que sucedía y luego daban recomendaciones para mejorar el trato.

En cuanto a la Argentina, Otto Adang remarcó que la "identificación y diseminación de buenas prácticas debe ser gradual, involucrar a todas las partes interesadas, tiene que existir un constante evolución (por mucho tiempo las fuerzas policiales no usaron el conocimiento que estaba disponible en las universidades y, a la vez, estas no han sabido ponerse en práctica), y las tres claves, por lo tanto, son la práctica, la teoría y la educación". Luego, agregó que "se trabajará conjuntamente a futuro y no con el pasado". Finalmente, dijo que su propuesta para el modelo de identificación de buenas prácticas era: "el intercambio de experiencias, desarrollo constante de profesionales, y a partir de lo anterior, las partes involucradas deben identificar las buenas prácticas para establecer un modelo común (...), para lo cual habría que comenzar por establecer un equipo de evaluación compuesto por diferentes miembros, que sean gente experimentada de la policía, participantes de ONGs de Derechos Humanos y universitarios, junto al monitoreo de agentes extranjeros, y que todos realicen observaciones en tiempo concreto". Lo anterior "no reemplaza a los mecanismos de control legal, ni a la responsabilidad policial; no juzga a las personas ni a sus actos, sino que se basa en los procedimientos; los observadores no intervienen, pero tienen que tener acceso a la información y ocupar un lugar relevante en las manifestaciones; los equipos deben ser entrenados tanto en aspectos metodológicos como éticos; y, sobre todo, saber que ser un observador implica no intervenir, más allá de lo que se vea".

Para concluir, el especialista holandés dijo que "si se quiere producir una transformación, uno tiene más influencia si se involucra. Si participa, no tiene más su propia opinión, ya que para que la transformación se lleve a cabo es necesario tener acciones concretas porque todas las partes están involucradas. Si ustedes -es decir, nosotros, los argentinos- no lo hacen -hacemos-, no lo hará nadie. Es su -nuestro- país, su -nuestra- responsabilidad. Yo voy a ayudarlos, pero ustedes -nosotros- tienen -tenemos- que hacerlo. Hagamos de la Argentina un modelo para aplicar en toda Latinoamérica".