El cuestionado

 

“Día de la Raza”

 

                                                                             

                                       Patricia Dolores Eiris

 

 

                              Como todos ustedes imaginan durante el desempeño de nuestra carrera docente, los preparativos de un acto escolar y todo aquello que tuviera que ver con el acontecimiento en sí, nos insumía muchísimo tiempo no solo a los docentes, también a los chicos y muchas veces a padres, ya que recurrimos a ellos para que nos acompañen en ese día tan importante para los docentes, y los niños.

                             Volviendo a las efemérides, se acerca el 12 de octubre “Día de la raza”, y debo confesarles que he llevado a cabo muchos actos, pero el que más me ha costado plasmar es esa fecha, paradójicamente, fue el último acto que realicé en la Escuela Nº2 D.E.8 de Parque Chacabuco como maestra de grado, ya que a los pocos días de aquel 1996, pasé a ser personal de conducción en otra Escuela

                               Sin ningún pudor les confieso, que es una fecha muy difícil de poner en acción, ya que no podemos festejar recordando las masacres de indígenas, sí es cierto, que la visión de la escuela cambió mucho. Mis maestras me enseñaron que el 12 de octubre se festejaba porque en esa fecha los españoles descubrieron América, y por ende, nos civilizaron, nos inculcaron educación, etc., etc., etc. Por suerte, esta terrible visión cambió y ahora a nuestros niños no los engañamos, les decimos lo que es. objetivamente, le ponemos el nombre a cada cosa como corresponde, sin disfrazarlas.

                              Ya sabemos que un 12 de octubre de hace más de quinientos años, Cristóbal Colón llegó a las tierras de este continente. Así comienza la historia de una conquista que cambió para siempre el destino de aquellos que vivían aquí. Desde hace mucho tiempo el día de la Raza es cuestionado, porque en realidad ya no podemos conformarnos con los que nos dijeron nuestros maestros, los manuales, los libros de historia, que por muchas razones que seguramente fueron importantes y valederas en su momento, nos dieron una imagen errónea de ese suceso. Según esa imagen, los habitantes de América en ese entonces aceptaron sin resistencia toda la cultura, las ideas, la religión, y el sistema de vida de los europeos. Pero no fue así. La realidad es que en este lugar había tribus de aborígenes que tenían su propia civilización, y fue tan trascendental que miles de historiadores no lograron borrarla aunque no la mencionaran ni siquiera en una de sus páginas. La huella de esas familias quedó en el aire, en las ruinas, en el recuerdo de los que quedaron, en la sangre.

                               Los hombres blancos traían consigo el adelanto: la Biblia, la pólvora, las armas de fuego, los instrumentos de navegación, la economía mercantilista, el hierro, la rueda y otros, mientras los indígenas seguían luciendo tocados de plumas y profesando religiones bárbaras.

                               Pero lo que no se mencionaba era el florecimiento cultural y científico de las civilizaciones precolombinas, como el hecho de que los Mayas hubiesen confeccionado un calendario mucho más exacto que el de Occidente, que empleaban el sistema vigesimal en matemática y usaban una escritura similar a los jeroglíficos egipcios, que en el incario construyeron terrazas y canales para la producción agrícola, que practicaban la trepanación de cráneos y tenían un sistema social que respetaba la propiedad colectiva de la tierra y donde todos los miembros de la comunidad colaboraban en la construcción de obras públicas.

                            En síntesis, no se hablaba de lo que los pueblos precolombinos fueron capaces, sino sólo de lo que no fueron capaces

                             La influencia del mundo antiguo fue fundamental, con aspectos positivos y negativos; sin embargo, los verdaderos dueños de América son los aborígenes, y paradójicamente deben luchar contar el abandono de las instituciones y la falta de reconocimiento, y deben rogar por tierra que les pertenece.

                              La palabra aborigen es utilizada con frecuencia, quizás para que muchos puedan entender el secreto de esta lucha por recuperar sus tierras, deberíamos remitirnos al significado de esta palabra muy mencionada, pero muchas veces mal interpretada: Aborigen, del latín ab origine, que significa “aquellos que vivían en un lugar concreto desde el origen, antes de ninguna colonización”

                              Es importante que desde las casas, escuelas, medios de comunicación, ofrezcamos a los niños la información fehaciente, dejemos de tener la visión de rescate del indígena como una especie en extinción y pasar a una concepción en que la continuidad histórica – cultural de los pueblos que han logrado sobrevivir, nos transmitan todo su saber.

                                Hace ya unos años, en Bariloche, un juez dio posesión de las tierras a una tribu que alguien quiso desalojar injustamente.

                                Sería realmente una gran reivindicación para los americanos, y en vez de celebrar el Día 12 de octubre, poder llamarlo por ejemplo, “Día de la afirmación de las culturas originarias y de la americanidad”

                                Me pregunto, quizás estemos cambiando lentamente la historia. ¿No les parece?