TEATRO/ ESTRENO 2007

 

TUMBADA BLANCA EN BLANCO

LA OBRA DIRIGIDA POR ROXANA RANDON Y ESCRITA POR CARINA MAGUREGUI TIENE COMO PUNTO DE PARTIDA LA NOVELA DOMA (DE LA MISMA MAGUREGUI) QUE EN EL MOMENTO DE SER EDITADA GENERÓ POLÉMICA EN EL ÁMBITO DE LA SALUD. LA PIEZA CUESTIONA LA CONCEPCIÓN DE LA ENFERMEDAD QUE TIENE EL SISTEMA MÉDICO Y PRESENTA UNA POSICIÓN QUE DEJA EN CLARO QUE EL PACIENTE NO ESTÁ ENFERMO CUANDO INGRESA A ESTE SISTEMA, SINO QUE ES CONVERTIDO EN ENFERMEDAD Y EN OBJETO A SER MANIPULADO. EL TRABAJO CUENTA CON UNA MENCIÓN HONORÍFICA DEL CONCURSO NACIONAL DE ARGENTORES: PRIMERA OBRA, AUTORES NOVELES 2006 Y CON EL AUSPICIO DEL MINISTERIO DE CULTURA DEL GOBIERNO DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES. 

 

Funciones: sábados, a las 22.30hs

Reservas telefónicas al: 4328-1903

Teatro Espacio Abierto: Pasaje Carabelas 255 – Capital

(a metros de Corrientes y 9 de Julio)

Entradas: $15

 

Cuatro pacientes, cinco médicos y un único dilema. Algunos verán esta obra como un detonador, otros a modo de prevención y los restantes porque es necesaria.

El centro gravitatorio de “Tumbada blanca en blanco” es Ángela Zaño, paciente-víctima de un encarnizamiento terapéutico que la hace rebotar entre quirófanos y terapias intensivas. La protagonista -como los otros pacientes que comparten este limbo con ella- cae en las manos de aquellos médicos que rinden culto al dios positivista de la curación del cuerpo/cosa y olvidan que el ser humano tiene una trascendencia, algo que excede las posibilidades económicas y tecnológicas: lo intangible, la sensibilidad personal.

La obra pone en escena ese momento crucial que todos y cada uno de nosotros atravesará. Momento que involucra las decisiones sobre el tratamiento de la enfermedad, el cuerpo, el sufrimiento, la calidad de vida y el tipo de cuidados que debe recibir una persona cuando se acerca su muerte.

  IMPORTANCIA SOCIAL Y ACTUALIDAD DE LA OBRA: Esta obra llega como expresión de una necesidad de la sociedad argentina, cuando entre los temas urgentes a incluir en la agenda política están -entre otros- el impulso a la defensa de la autodeterminación de los pacientes como derecho inalienable. Los argentinos quieren que sus derechos humanos sean respetados. En este caso, el derecho a un tratamiento médico cuyo objetivo sea hacer más confortable la calidad de vida y no extender la cantidad de vida encarnizadamente cuando no existe posibilidad de curación. La sociedad reclama un cambio en el esquema de poder del manejo de las políticas de salud, todo ciudadano quiere tener un papel activo cuando su salud, su vida y su muerte (que también le pertenece) están en el candelero.

 

FICHA DE LA OBRA: TUMBADA BLANCA EN BLANCO

Mención Concurso Primera Obra Argentores 2006

Dirección General: Roxana Randon

Dramaturgia: Carina Maguregui

Asistente de Dirección: Rodrigo Ures

Producción Ejecutiva: Carina Maguregui / Roxana Randon

Producción: María Marta Guitart / Hernán Yanco/ María Ahuad / Erica Manuale / Javier Cainzos

Prensa: Simkin & Franco

Actúan: María Ahuad / Martín Campos / Gustavo Curcho/ María Marta Guitart / Erica Manuale/ Alcira Reinhold/ Germán Torres / Esteban Vázquez / Hernán Yanco

Auspicia esta obra: Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires

 

DICE LA DIRECTORA, ROXANA RANDON.

Tumbada blanca en blanco llegó a mí por el contacto acertadísimo que hizo Daniel Delbene –amigo y excelente guionista- entre Carina Maguregui, la autora, y yo. Ambas le estamos agradecidas a Daniel por su delicada percepción. Él nos organizó un encuentro en su estudio para que conversáramos sobre la obra y así despertó mi interés. Leí la obra de teatro de Carina y me atrapó de tal modo que ya no pude pensar en otra cosa que dirigirla. Me conmovió la manera en que el texto se adentraba en el universo íntimo de los pacientes que el sistema médico había deshumanizado a tal punto de convertirlos en cosas, fragmentos, meros números, dudosas historias clínicas, nada. Reducidos a nada. Sentí que había que prestarles voz y cuerpos a todos esos personajes para exponer una realidad que merece nuestra atención y no la tiene. Los conflictos que vertebran Tumbada blanca en blanco nos afectan a todos sin excepción. A mí me conmovió y quise compartir esa emoción con otros, los espectadores.        

Cuando uno dirige una obra, en cierta manera, modela el tipo de espectador que espera para el material, aquel espectador/persona/sensibilidad que sea capaz de aceptar el desafío, que no rehúse la invitación al diálogo tácito y esté dispuesto a completar el proyecto aunque eso implique un “gasto importante” (de tiempo, de energía, de atención, de afecto y subjetividad).

Siempre me interesaron esa clase de obras que demandan sí o sí un compromiso, una fidelidad, una postura, tanto de parte del que escribe el texto, en este caso Carina -la autora-, como del que se apropia de él, yo como directora, y lo hace productivo.

Eso es lo que me interesa de la dirección, crear un dispositivo artístico que posibilite la puesta en escena de conflictos que desde lo particular nos llevan a lo universal y nos colocan en una posición activa, de movilización. Por lo tanto, mi anhelo como directora es desplegar una obra que, al menos, logre inquietar al espectador, jamás dejarlo indiferente.

El tratamiento de la obra que hicimos con Carina fue un verdadero trabajo entomológico, de disección de las situaciones y de las formas de metaforizarlas en escena. Nuestro intercambio se hizo cada vez más potente y se convirtió en un fenómeno a dos voces, un inagotable work in progress, que hoy sigue resonando y seguirá mientras la obra esté viva y se encuentre en cada función con su público.

Además el grupo humano que se logró conformar es verdaderamente maravilloso porque cada una de las actrices y cada uno de los actores se comprometieron de un modo visceral con la obra desde el primer día y lo que más satisfacción me brinda es que todos son excelentes personas, de una calidad humana difícil de hallar en estos días.

Los que me conocen, saben que soy una directora que ama a los actores, que necesita generar un circuito de ida y vuelta en la comunicación con ellos, para mí es fundamental “sentir” sus instrumentos: el estado de ánimo, la voz, la mirada, el manejo del cuerpo, las emociones que experimentan. Y acompañarlos. Estoy como guía, como canal, como contención, como disparadora, como camino, como faro para que ellos confíen. Y con este grupo humano es posible saltar sin red, nadie tiene miedo, porque entre todos construimos confianza. Confiamos en el texto de Carina y confiamos en nosotros como personas y como artistas.”       

 

DICE CARINA MAGUREGUI SOBRE LA OBRA

“En esta obra, las personas son obligadas a adoptar posturas resultado de la metamorfosis quirúrgica que las dispara transformadas, lejos de una posición natural: inmovilizadas, encogidas, enrolladas en sí mismas.

El organismo no está enfermo sino convertido en enfermedad por los aparatos médicos: el cuerpo es enfermado por la imposición de un orden clínico. La animalidad natural –de los fluidos, de las sustancias, del instinto, de la muerte- ha sido desvitalizada, cosificada en un objeto híbrido entre el jadeo intermitente de la respiración y el flujo de los tubos.

En Tumbada blanca en blanco, como en su momento lo señaló Michel Foucault, el cuerpo humano es el lento resultado de acciones artificiales y represivas que incesantemente le imponen las tecnologías del poder. Para estas tecnologías incluso las funciones vitales, la sexualidad, la enfermedad y la muerte son factibles de ser sometidas a manipulaciones médicas, económicas y políticas, es decir, a unos procesos de control.

La dramaturgia y el concepto escénico de esta obra ofrecen la belleza trágica del cuerpo inerme, vulnerable, terrorífico en su indefensión. A partir de allí, descubierto el velo de la violencia médica, la obra avanza hacia la situación-límite, erigiendo el cuerpo, los cuerpos, como zonas de resistencia.

Tumbada…trabaja el grave problema del ensañamiento clínico -también conocido como encarnizamiento terapéutico-  exponiendo entre otras cosas, el costado más cruento de las terapias intensivas, de los procedimientos y tratamientos invasivos y de las cirugías innecesarias o mal hechas. Pero sobre todo se centra en la subjetividad de los pacientes y la violación permanente que sufren a su intimidad como uno de los principios inalienables del ser humano. La obra nos conduce a replantearnos qué significa verdaderamente “calidad de vida”. A reformular el derecho que toda persona tiene a decidir por su cuerpo, por sus tratamientos, por elegirlos o rechazarlos y dejar establecido cuándo y en qué momento no quiere continuarlos. Y no que otros decidan por ellos, en definitiva, por uno. En lo personal, quiero y necesito saber que puedo decidir qué hacer con mi vida en una situación de enfermedad incurable y no que los médicos decidan por mí. Sí que me aconsejen lo más adecuado y me acompañen en mi decisión. Esto conlleva una “asistencia al morir” que hoy no sólo no está arraigada y es poco difundida sino que encuentra oponentes en muchos sectores de la sociedad.

La obra está atravesada por las preguntas y cuestiones fundamentales sobre el derecho a decidir, la relación médico-paciente y la crisis del sistema de salud argentino que reclaman un debate urgente.”

  Carina Maguregui, nació en Buenos Aires en 1966. Es escritora y Licenciada en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires. Una combinación bastante “ecléctica” si le sumamos los estudios de cine que realizó en el Centro de Experimentación y Realización Cinematográfica del Instituto Nacional de Cinematografía y Artes Visuales (INCAA) y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Obtuvo el Primer Premio del Concurso Nacional de Ensayo Arturo Jauretche (Edición 1999) organizado por la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Buenos Aires. Entre sus libros publicados figuran “Vivir ardiendo y no sentir el mal” (novela, Alción Editora, 2004), “Muerte y resurrección del afecto. Discurso televisivo, conciencia y texto fílmico” (ensayo, Ediciones de la Flor, 2004) y "Doma" (novela, Alción Editora, 2004). Colabora en diversos medios gráficos y electrónicos con trabajos de análisis y crítica. Durante tres años fue asesora científica y luego guionista del programa “Científicos Industria Argentina” que conduce Adrián Paenza por canal 7 (Premio Martín Fierro 2003, otorgado por APTRA al programa “Científicos Industria Argentina”, como mejor programa Cultural/Educativo de Televisión Abierta de 2003). Actualmente es guionista y productora periodística de contenidos televisivos para la productora El Oso de Claudio Martínez. El año pasado obtuvo una Mención Honorífica en el Concurso Nacional de ARGENTORES: “Primera Obra, Autores Noveles 2006” por la obra de teatro Tumbada blanca en blanco.

Hizo cursos y seminarios sobre Espacio Escénico y Caracterización, Producción Técnica y Dirección y Dramaturgia Escénica, dictados por Bibiana Puig (Barcelona, España) y Marta Rafa Serra (Barcelona, España); Oria Puppo y José María Muscari respectivamente, en el Teatro General San Martín y en el Centro Cultural Ricardo Rojas (UBA).

  Roxana Randon: es actriz, directora y docente teatral. Como directora trabajó en "El año de la peste" de A. Muñoz. Municipalidad de San Martín, "Ciudad en fuga" de A. Muñoz. Teatro Ciudad Vieja, "La pinguina" de J. Maestro. Teatro Don Torcuato, "Cerca" de Pavlosky. Teatro El Vitral, "La voz humana" de J. Cocteau. Teatro & Estudio de Roxana Randon, "La farsa del corazón" de A. Betti. Teatro & estudio de Roxana Randón, "Jaboco y el porvenir está en los huevos" de Ionesco Absurdo Teatro Arlequino, "Un sonoro retintín" de N. T. Simpson Absurdo Ingles. Teatro El Vitral, "Y llegaron los artistas" de Guillermo de Lorenzo Sainete Teatro Espacio Abierto, "La importancia de llamarse Ernesto" de O. Wilde Teatro Espacio Abierto, "Cabaret club" de G. De Lorenzo Teatro Arlequino, "Tartufo" de R Cossa, Teatro Espacio Abierto, "El Sur y Después" de R, Cossa Teatro Espacio Abierto, "Tute Cabrero" De Roberto Cossa, Teatro Espacio Abierto, "La Laucha Gaucha y El Misterio Del Tronco Tembloroso" de Diana Segovia, Teatro Espacio Abierto y gira por el interior del País y "Narices Rojas" De Rodrigo Ures, Teatro Espacio Abierto.

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