Querido Ricardo:

 

Me emocionaste con el artículo editorial que acabas de escribir.

Pero por otro lado valoro cómo una fuerza -que uno puede considerar negativa- la has transformado en positiva.

Ninguno de nosotros sabe que hay más allá. Pero es innegable Ricky que ese lugar existe y seguramente es tu hijo que te envía mensajes para ayudarte a vos; quizá para devolverte lo que le has entregado. Seguramente estarás protegido por el espíritu de él. Por eso muchas veces no comprendemos cómo pudimos o podemos salvarnos de una siniestralidad cuando la lógica circunstancial y matemática señalaba que la debíamos sufrir. Es la otra dimensión, inasible pero intuible y perceptible, que existe más allá de nosotros y que, quizá, también nos tenga como protagonistas. Tanto como si fuera la imagen de aquellos viejos televisores que por falta de señal precisa marcaba un contorno en los personajes.

Qué podremos saber que hay en el otro lado si nunca hemos ido. Pero algo, un susurro, una brisa nos indica que quiénes se fueron no nos dejan solos.

No dudo que Ricky está junto a tí y no te abandona.

Seguramente está esperando reunirse con vos y ustedes.

Un abrazo.

 

ARTURO JULIO GUENZANI

[email protected]