Tealdi, Juan Carlos Tealdi (Director)

Diccionario Latinoamericano
de
Bioética

Bogotá, UNESCO - Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética - Universidad Nacional de Colombia, 2008, 688 p

Con la relevante dirección del médico argentino Juan Carlos Tealdi, director del programa de bioética del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires y coordinador del Consejo de Ética y Derechos Humanos para las Investigaciones Biomédicas de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, ha visto la luz el Diccionario Latinoamericano de Bioética, feliz iniciativa cuya concreción demandó aproximadamente cinco años y de la que han participado 184 especialistas de América Latina, cultivadores de las diversas disciplinas que convergen en el mundo de la bioética: medicina y ciencias de la vida, derecho y ciencias sociales, filosofía y ciencias de la educación, arte y literatura, derechos humanos y política.

 

El Diccionario es el quinto libro en lengua española producido por la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética de la UNESCO (REDBIOÉTICA) en el corto espacio de tiempo de cuatro años. Los otros fueron: El estatuto epistemológico de la bioética (2005), Ética de la investigación en seres humanos y políticas de salud pública (2006), Panorama de la legislación en materia de genoma humano en América Latina y el Caribe (2006), y Participación informada en clínica e investigación biomédica (2007).

 

El volumen actual, editado por la Universidad Nacional de Colombia, cumple una importante función hasta ahora pendiente en la región: un repertorio de informaciones y definiciones sobre los principales temas de la vasta interdisciplina conocida como “bioética”, realizado por investigadores latinoamericanos desde la perspectiva de sus pueblos y sus problemas específicos, empero sin sustraer los imprescindibles conceptos universales que aquélla encierra.

 

El término “bioética”, en sus orígenes, cuando fue acuñado por el bioquímico y oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter (Bioethics, the science of survival, 1970; Bioethics: Bridge to the future, 1971),  tuvo el sentido de una fusión entre el “ethos” y el “bios” como criterio de una ética general. “Hay dos culturas –ciencias  y humanidades- que parecen incapaces de hablarse una a la otra”, señaló el autor en el prefacio de la segunda, y propuso: “Podríamos construir un puente entre ambas, y hacia el futuro de la especie humana, con la nueva disciplina. Los valores éticos no pueden ser separados de los hechos biológicos. La humanidad necesita urgentemente de una nueva sabiduría para la supervivencia del hombre y la mejora de la calidad de vida. Necesitamos de una ética de la Tierra, de una ética de la vida salvaje, de una ética de población, de una ética de consumo, de una ética urbana, de una ética internacional, de una ética geriátrica, etc. Problemas que requieren acciones basadas en valores y hechos biológicos. Todos incluyen la bioética, y la supervivencia del ecosistema total constituye la prueba del valor del sistema”. Concepto potteriano de “bioética global o medioambiental o ecológica”, que guarda íntima relación con la dedicatoria de su obra a Aldo Leopold, ingeniero forestal de la Wisconsin University, a la que ambos pertenecían, quien ya en su libro Land Ethics (1949), “anticipó la extensión de la ética a la bioética”, y explica la queja ulterior de Potter (2001), acerca de “una bioética acaparada luego por comités bioéticos médicos” y “restringida a una bioética médica o clínica”. La cual parece haber fructificado, desde que la incumbencia de la bioética ha ido extendiéndose en los últimos años.

 

Tal evolución del concepto de bioética a nivel internacional se vio reflejada en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de la UNESCO (octubre 2005), que pone de relieve el carácter multidisciplinario y pluralista de la misma, aplicable a toda forma de realidad humana, no sólo a cuestiones médicas. De tal forma, “trata de las cuestiones éticas relacionadas con la medicina, las ciencias de la vida y las tecnologías conexas aplicadas a los seres humanos, teniendo en cuenta sus dimensiones sociales, jurídicas y ambientales”. En la elaboración del documento participaron representantes, no sólo de las corrientes bioéticas tradicionales, principialista (Escuela de Georgetown) y personalista (Escuela de Roma), sino también los de la bioética de raíz latinoamericana y de otras regiones del mundo. Vale decir, representantes de países más o menos poderosos y también de naciones periféricas, con sus distintas visiones, expectativas y necesidades. Ello ya había quedado evidenciado en las reuniones preparatorias y finales de construcción de la citada Declaración Universal realizadas en Buenos Aires (2004), en las que intervino Juan Carlos Tealdi como delegado oficial de la República Argentina, conjuntamente con un grupo de delegados de otros países latinoamericanos, africanos y asiáticos, defendiendo vigorosamente la inclusión –además de las cuestiones biomédicas y biotecnológicas- de los temas sanitarios, sociales y ambientales.

 

Como se advierte, las múltiples controversias actuales sobre cuestiones bioéticas derivan de diferencias ideológicas o disímiles perspectivas epistémicas, o simplemente de conflictos de intereses. Sin que resulte menor la suspicacia de quienes entienden que el discurso bioético podría convertirse en un nuevo recurso de dominación o de colonialismo ético y promueven una bioética más intervencionista y comprometida con la realidad de los países subdesarrollados y las poblaciones más pobres para intentar mejorar su acceso a los medicamentos y a los sistemas sanitarios. De tal forma, la búsqueda de respuestas éticas y prácticas, que hagan hincapié en las necesidades de los que están marginados del proceso de desarrollo, se ha convertido en una prioridad para los países del hemisferio sur, en procura de un nuevo marco crítico vinculado directamente con las necesidades de la mayoría, en particular la posibilidad de acceso para todos a la salud y a otros bienes que son indispensables para la supervivencia humana en el mundo contemporáneo, y por ende que incluya otros problemas que hacen a la ética de la vida, como la pobreza extrema y la exclusión de millones de personas, el acceso irrestricto a la salud y a los remedios, y la defensa del planeta ante la contaminación ambiental. Hemos abordado estos aspectos en Bioética jurídica, dignidad de la persona y derechos humanos, cap. VI: La bioética y sus problemas (Dunken, Buenos Aires, 2007, 119/136) y en Progreso científico y tecnológico y derechos humanos (con especial referencia al derecho a la salud (Revista Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, UNLP, nº 38, 2007, 238/248; reproducido en la Revista La Ley on line del 11/3/09).

 

En dicho contexto internacional amanece el Diccionario Latinoamericano de Bioética, y lo hace como una forma de despejar dudas en procura de una bioética no sólo regional sino también como una fuerte contribución a una bioética universal consensuada, que tenga en cuenta los problemas éticos específicos de cada región y las distintas opiniones y expectativas de las personas involucradas. 

 

Veintisiete capítulos ordenados alfabéticamente como “campos temáticos”, con una introducción especial en cada caso escrita por su director y compilador, y un total de 249 entradas escritas por los colaboradores convocados, revelan la complejidad y laboriosidad del trabajo emprendido y confieren estructura a una obra que, sin exagerar, cabe calificar de monumental, como lo hiciera el filósofo argentino Ricardo Maliandi al referirse a su presentación en la ciudad de Buenos Aires (Una bioética de raíz latinoamericana, Le Monde Diplomatique, Buenos Aires, agosto 2009, pág. 46).

 

Al destacar como campos temáticos un número menor de términos capaces de agrupar conceptualmente el conjunto general de entradas, la obra induce cuáles son las categorías mayores que -a juicio de su director- han de orientar la reflexión y crítica en bioética. Como un reforzamiento de esta idea debe entenderse el desdoblamiento de algunos campos temáticos en dos o tres partes que incluyen un gran número de entradas, mostrando con ello un mayor interés, como sucede con “América Latina” (pensamiento latinoamericano, comunidad y contexto, diversidad cultural y lingüística), “Bienestar” (dolor y sufrimiento, atención de la salud, cuidados en salud), “Bioética” (Conceptos éticos, teoría tradicional, crítica latinoamericana), “Justicia y derechos humanos” (justicia, igualdad y equidad, sistema de derechos humanos) y “Vida y vivir” (ciclos vitales, estados vitales), ofrecidas así como las categorías mayores para la reflexión en la obra. Los restantes campos temáticos que la integran sin esa cualidad, no por ello de menor significación, son: “Ciencia y tecnología”, “Conocimiento y verdad”, “Consentimiento”, “Cuerpo humano”, “Derecho a la salud”, “Desarrollo humano y educación”, “Dignidad humana”, “Género y sexualidad”, “Globalización”, “Hambre y desnutrición”, “Identidad”, “Integridad”, “Investigación en salud”, “Libertad”, “Medicina y profesiones de la salud”, “Medio ambiente”, “Muerte y morir”, “Pobreza y necesidad”, “Poder”, “Salud reproductiva”, “Salud y enfermedad” y “Sociedad”.  

 

Cabe añadir que cada entrada del Diccionario va seguida de unas pocas referencias, dadas por el autor de la misma, para enmarcar el contenido correspondiente. Se procura brindar al lector unos recursos mínimos de ampliación y consulta, sin pretender alcanzar una bibliografía exhaustiva.

 

Concebido inicialmente como enciclopedia, al identificar varias de las cuestiones problemáticas que en perspectiva regional se presentaban de modo comparativo frente a otras obras de referencia como la Encyclopedia of Bioethics, en lengua inglesa, y la Nouvelle encyclopédie de bioéthique, editada en francés, el Diccionario finalmente adquirió formato de tal, pero tal carácter no ha sido óbice para un tratamiento adecuado y muchas veces profundo de las cuestiones del contexto y la identidad regional en su historia y su cultura, los enfoques críticos de autores latinoamericanos, las relaciones entre individualismo y comunitarismo, el lugar de la justicia, los derechos humanos y el derecho a la salud, los problemas del medio ambiente y de la salud pública, la pobreza, la globalización y el bienestar, como algunos de los emergentes críticos para una bioética regional. En suma, preservando la idea de brindar una visión latinoamericana de la bioética.

 

En tal sentido, nos hace saber Tealdi en la introdución general, el fin primario de la obra es la reflexión crítica en un contexto regional. El Diccionario propone pensar la bioética desde las disciplinas y miradas más diversas como un campo de entrecruzamiento de una reflexión crítica y normativa sobre la vida y el vivir en América Latina. Se ha tomado así una opción amplia y plural en la construcción participativa de un escenario que no se limita a un grupo reducido de expertos. El núcleo de interés común, sin embargo, son los aspectos éticos y morales, de valores, principios y virtudes, que problematizan la vida y la identidad, la integridad y la libertad, la atención y el bienestar de las personas y grupos comunitarios de la región. Interesan esos problemas regionales porque abren interrogantes sobre el origen, el desarrollo y el final de la vida, y sobre las condiciones de la salud como capacidad para vivir un proyecto de vida armónico y en justicia. Muy frecuentemente, los desarrollos conceptuales se realizan de modo crítico sobre otras visiones de la bioética. Un supuesto inicial de la obra ha sido el considerar que la internacionalización de la bioética tuvo un fuerte influjo angloamericano que condicionó el campo de problemas, términos y lecturas de la misma, destacando algunas cuestiones y omitiendo otras. Resultaba necesario entonces someter a crítica y reconstrucción muchos contenidos de la bioética “heredada”. Este objetivo central del Diccionario se extiende por el conjunto de las entradas y se introduce en perspectiva general al comienzo de cada uno de los grandes campos temáticos. Para alcanzarlo, se entendió fundamental incorporar las visiones de las ciencias sociales y de las humanidades que enriquecen la reflexión sobre las cuestiones morales de la vida y el vivir humano. Sin embargo, el situacionismo y la contextualización latinoamericana en las perspectivas histórica, social y cultural de la visión bioética propuesta no desconoce y mucho menos niega los contenidos del universalismo ético. Al respecto, puede observarse no solo una presentación amplia en su pluralidad de las muy diversas tradiciones filosóficas y de las concepciones postuladas en bioética, sino también una reiterada defensa de los derechos humanos como universalismo mayor de nuestro tiempo. El reconocimiento y respeto de este universalismo, sin embargo, deja abierta una dinámica plural incesante para la tarea dialéctica de reflexión y crítica en bioética.

 

En el Diccionario Latinoamericano de Bioética han colaborado 184 autores pertenecientes a 16 países de América Latina y el Caribe, a saber: Argentina (entre los que he tenido el honor de participar con dos entradas: Bioética jurídica y Bien colectivo y decisión judicial), Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. La sola enunciación del número y diversidad de origen de los autores resulta colosal. Con una característica común: su pertenencia a alguno de los países de América Latina y el Caribe, ya sea por nacionalidad o por trabajo o institución. Ello ha dado como resultado la construcción de una visión de la bioética pensada “desde” América Latina. Algunos de los autores son destacadas figuras del pensamiento latinoamericano con una extensa trayectoria académica en las disciplinas particulares que cultivan. Otros pertenecen a la generación intermedia. También han colaborado representantes de una generación más joven que pueden reflexionar desde una aproximación más reciente sobre una bioética ya problematizada en la región. Todos configuran una muestra de la bioética en América Latina. Muchos de esos colaboradores proceden de las tres raíces más tradicionales de la bioética: la medicina y las ciencias de la salud, el derecho y las ciencias jurídicas, la filosofía y el pensamiento crítico. Pero otro gran número de autores representan disciplinas que enriquecen y profundizan el campo del pensamiento y la práctica en bioética para hacerlo más claro, coherente y armónico. Entre ellas se encuentran la antropología y la sociología, los estudios literarios y filológicos, las ciencias de la educación y el psicoanálisis, los estudios culturales y religiosos, la ecología y la arquitectura. La inclusión de estas visiones en el Diccionario es una de sus señas de identidad y también es uno de los aportes más significativos de nuestra región a la bioética internacional.

 

Como señala acertadamente en su prefacio el jurista uruguayo Héctor Gros Espiell, “la superación de una visión estrecha y obsoleta que no tiene en cuenta los aspectos sociales –la salud, la producción y acceso a los medicamentos, los servicios médicos y sociales, la alimentación, el agua y la pobreza, las discriminaciones y las violaciones de los derechos humanos– tiene en este libro un ejemplo destacable y digno de elogio”, empresa que es, finalmente, “un aporte al integral y necesario reconocimiento, real y efectivo, de la dignidad humana, a cuyo servicio debe estar la bioética, que tiene que ser la gran palanca para el progreso científico, social y humano que nunca puede ser ajeno a las exigencias de la libertad”.

 

Tuvimos la oportunidad, no hace mucho tiempo de ello, de comprobar la magnitud alcanzada por la bioética latinoamericana con la lectura del libro del filósofo Francisco Javier León Correa, presidente de la Federación Latinoamericana de Instituciones de Bioética (FELAIBE): La bioética latinoamericana en sus textos (Santiago de Chile: Programa de Bioética de la OPS/OMS y Centro de Bioética de la Universidad de Chile, octubre 2008), que comprende un análisis bibliográfico y las reseñas de más de 500 libros editados sobre bioética en Latinoamérica en estos últimos años, divulgadas por el autor en diversas publicaciones de la Asociación Española de Bioética (AEBI) y luego -organizadas por temas- recogidas en dicho volumen, con la pretensión de que sirva de documentación para búsquedas bibliográficas, trabajos de tesis de magíster, investigación en bioética.   

 

Ante nosotros ahora, el Diccionario Latinoamericano de Bioética es una nueva y cabal demostración de que la bioética en América Latina tiene una desbordante diversidad y riqueza a la que solo cabe hacerla visible en toda su potencia. Coincidimos, pues, con el académico brasileño Volnei Garrafa, presidente del Consejo Directivo de la Red Latinoamericana y del Caribe de Bioética de la UNESCO/REDBIOETICA, cuando concluye en la presentación del libro: “sin sombra de duda, el feliz lector que tiene en sus manos esta extraordinaria obra está frente al principal esfuerzo histórico y académico implementado con relación a la bioética en el ámbito del continente latinoamericano y de toda la región”.                                            

          Eduardo Luis Tinant