OTRO
BREVE COMENTARIO
Dr. Ramiro Acosta Cerón
Quito-Ecuador
En la Revista
Electrónica PERSONA No. 86, correspondiente a los
meses de junio, julio y agosto del 2010, su editorial ¿Y CÓMO SE INDEMNIZA POR
PERDER AL MUNDO?, de autoría del Profesor Ricardo Ribinovich-Berkman,
Director de la Revista,
aparte del sugerente y sarcasmo –no por ello menos real- del título,
efectúa asertos y plantea interrogantes dramáticas, a propósito del accidente
(?), catástrofe ambiental producida el 20 de abril de este año por la explosión
de una plataforma de extracción marina de petróleo de la empresa transnacional
británica British Petroleum, operada por otra empresa
transnacional, domiciliada en Suiza, la Transocean
Limitada, con el añadido que “la plataforma semisumergible
operaba con bandera de la
República de las Islas Marshall, un estado
supuestamente independiente, asociado a los Estados Unidos (que se encarga de
su defensa y mantiene ahí una base de misiles)…” Son ese tipo, digo yo, de mini
estados-fachada que sirven a otros o le sirven de parapeto para sus intereses y
efectuar actividades non sanctas. Producto de esa explosión y hundimiento de la
plataforma murieron trece personas, resultaron heridas diecisiete y provocó un
incontrolable derramamiento de petróleo en el mar del Golfo de México,
polucionando, contaminando y matando recursos hídricos, flora, fauna marinas,
incluso paisajísticos de esa zona en particular, y afectando no sabemos en qué
proporción o magnitud a actuales y futuros seres humanos y otros de la
naturaleza.
Como bien anota el Dr. Rabinovich-Berkman: (…) “Teóricamente, esta
filtración colosal pudo ser sellada recién el 5 de agosto, más de tres meses
después de abierta. Las consecuencias ecológicas y ambientales son de una
magnitud incalculable e impredecible, y afectarán directa o indirectamente a
millones de personas en diferentes puntos del globo, además de los estragos en
fauna y flora…”
Más adelante el autor, apoyado en doctrina de reconocidos publicistas
realiza un sesudo análisis de las personas jurídicas, como conoce la doctrina a
esa ficción jurídica, con derechos y obligaciones, distintas de las personas
físicas que las constituyen, administran y gobiernan; y formula certeras críticas
sobre la responsabilidad, especialmente en materia de ausencia de control,
incurrida a los actores de esta historia catastrófica que tiene o involucra a
la multinacional británica British Petroleum, tercera
compañía petrolera mundial después de Exxon y Shell; la contratista de la
perforación Transocean
Limitada, con asiento en Suiza, la
República de las Islas Marshall, prestadora de su
bandera para las operaciones; y Los Estados Unidos, en cuyo territorio
submarino se laboraba la perforación petrolera, que siendo superpotencia
mundial demuestra vulnerabilidad y debilidad en varios órdenes. El autor
plantea una interrogante, a la vez afirmación inconcusa: (…) “Si la tercera
compañía petrolera del mundo, con más de un siglo de experiencia, trabajando en
conjunto con la más importante empresa perforadora submarina, todo ello en la
zona de control del país más poderoso del globo, pudo (pudieron) ocasionar una
calamidad como ésta, ¿qué seguridad podemos tener en cualquier otra perforación
petrolífera submarina –o terrestre
añado por mi parte- que se realice en cualquier parte del planeta? ¿No ha
quedado suficientemente demostrado que esta es una actividad que el estado de
la tecnología no permite aún realizar sin altísimos riesgos para toda la vida
en la tierra?...”
Los asertos e interrogantes que expone el Dr. Rabinovich-Berkman nos
conduce a las siguientes consideraciones:
-
La
naturaleza, el medio ambiente, en suma, el planeta en el que también
vivimos, es un complejo de sistemas y microsistemas, productores,
generadores y regeneradores de vida, a pesar de lo que se cree, frágiles, tanto
que una afectación no sólo produce consecuencias en ese lugar sino que incide
directa o indirectamente a nivel planetario, aquí se cumple inexorablemente esa
ley de la física: toda acción genera una reacción. Esta es nuestra casa, la que
habitaron nuestros antepasados y la que responsablemente hemos de conservar
para que vivan las generaciones futuras con su capacidad de satisfacer sus
necesidades. Por ello a la naturaleza o pacha mama –Madre Tierra- se la
considera como sujeto de derechos, y entre los fundamentales el precautorio. La argumentación en pro de
los derechos de la Tierra
como Madre, sea considerada como sujeto y fuente de derechos, la presenta con
sencillez pero con profundidad el reconocido teólogo brasileño Leonardo Boff,*
al exponer cinco razones, de las que haremos un
extracto: la primera, determinada por la más alta ancestralidad
de la tradición transcultural que siempre consideró a la Tierra como Madre;
los pueblos originarios sentían que la
Tierra era y es parte del Universo; tenían conciencia
que recibían de ella todo lo que necesitaban para vivir. La segunda, es la
constatación científica de diversos sectores de la ciencia de la Tierra (nueva
biología, astrofísica, física cuántica) que “la Tierra es un
superorganismo vivo, que articula lo físico, lo químico, lo biológico y lo ecológico
de forma tan interdependiente y sutil que se hace siempre propicia a producir y
reproducir vida…” La tercera en la
unidad Tierra y Humanidad como legado de los astronautas desde sus viajes
espaciales y su visión del complejo mundo terrestre. La cuarta razón es
cosmológica: la Tierra
y la Vida
constituyen momentos del vasto proceso
de la evolución del universo. Dice: “Es
generalmente aceptado que todo el Universo, todos los seres, el Sol, la Tierra y cada uno
de nosotros, estábamos juntos en aquel punto pequeñísimo, pero cargado de
energía y de información, que en un momento intemporal explotó. Ocurrió el bing bang, hace como 13,7 mil
millones de años…El ser humano, por ser
la parte consciente e inteligente de la misma Tierra, debe ser visto como la Tierra que siente,
piensa, ama, cuida y venera…Si asumimos que el ser humano es la misma Tierra
consciente e inteligente, ello implica admitir que ella participa de la misma
dignidad y de derechos…” La quinta razón
deriva “de la naturaleza relacional e informacional de todo el universo y de
cada ser. La materia no tiene solamente masa y energía. Tiene una tercera
dimensión que es su capacidad de conexión e información…”
-
Existen
numerosos instrumentos internacionales protectores de la naturaleza y medio
ambiente, generales y específicos. La normativa constitucional de varios países
refieren reglas protectoras del medio ambiente lo cual está desarrollado en la
normativa legal y reglamentaria pertinente. Por tanto allí, y en otras leyes
concordantes, está la base jurídica de control de las actividades para proteger
el suelo y subsuelo, el aire, el agua, cada vez más escasa y que en el futuro
–quiera Dios me equivoque- será
fuente de conflictos internos e internacionales, niveles atmosféricos, la biodiversidad,
materia orgánica e inorgánica. Y el control es una obligación ineludible de los
estados.
-
Las
Naciones Unidas tienen la obligación de veeduría, control y sanción, si fuera
del caso, para los Estados en procura de
preservar del medio ambiente a nivel planetario. Pero en especial debe
controlar permanentemente a esos entes sin Dios, patria ni ley que son las
empresas transnacionales o multinacionales, que son las que tienen sino el
poder están detrás de él; no en vano hay estudios que avizoran que en el futuro
serán quienes remplacen a los estados y gobiernos.
-
Los
estados, hayan o no ratificado los instrumentos internacionales referidos a la
protección de la Tierra,
naturaleza o medioambiente, tienen responsabilidad internacional en cuanto hay
un marco axiológico y jurídico: los
derechos humanos y entre éstos, el derecho a preservar el medio ambiente
–derecho considerado, con otros, como de tercera generación- y el derecho
que tienen los seres humanos a vivir en un ambiente sano, que le procure
bienestar personal, familiar y colectivo, es un derecho fundamental.
-
Finalmente,
nos corresponde a los seres humanos de todo el planeta asumir conciencia que
somos una parte de este superorganismo llamado Tierra, que es nuestra única
casa. Y que en esta tarea de conciencia debemos ejercer el derecho a la
resistencia para oponernos que bajo cualquier pretexto –que al fin será
eso- la ensucien, la destruyan y que de a poco o de golpe y porrazo nos vayan
matando.
* Boff, Leonardo:
MADRE TIERRA, artículo publicado en la Revista
Científica del Derecho, con motivo que la Asamblea General
de las Naciones Unidas en su 63ª sesión del 2009, aprobara por unanimidad el
proyecto presentado por el presidente boliviano Evo Morales, para que se reconozca
el 22 de abril de cada año como Día Internacional de la
Madre Tierra.