SOBRE LA ENSEÑANZA HUMANISTA DE LA MATEMÁTICA

 

por Elsa Adriana Deyacobbi

 

La finalidad de este ensayo es compartir mis propuestas, criterios y experiencias pedagógicos y didácticos, aplicados a la matemática.

A través de años de docencia en la asignatura, como profesora y coordinadora general de la misma, siempre me ha preocupado utilizar los métodos más eficaces para lograr un mejor desempeño de cada uno de mis alumnos, ya sea por relación directa o mediante los docentes a los cuales he guiado, para lo cual  no sólo he recurrido a la experiencia, la información, la comunicación con otros pares, sino también a la psicología y en los últimos tiempos a la neurología.

Lógicamente todo mi trabajo está enfocado en un criterio determinado sobre:

 

·    Qué significa aprender

·    Por qué enseñar determinados contenidos

·    Qué importancia y vinculación  tiene la asignatura con las otras materias en el contexto escolar

·    Qué valores debemos promover a través de la cátedra

·    Qué vale la pena aprender en cada uno de los escalones en que está diagramado el sistema educativo

 

Que cada alumno aprenda significa que pueda incorporar a todo su contexto de conocimientos lo nuevamente adquirido, de tal forma que sea capaz de utilizarlo en el momento adecuado sin mediar indicación alguna para su uso.

Cuando hablo de "cualquier momento", quiero decir: no sólo en la escuela en la hora de matemática sino en el transcurso de su vida, ya sea en el ámbito escolar o fuera de él.

Esto está tremendamente ligado al problema de cuándo enseñar cada uno de esos contenidos, ya que si no seguimos la evolución natural del desarrollo de la mente del estudiante, tal enseñanza nunca es posible.

Tenemos que tener en cuenta que, aunque en una sala los chicos estén agrupados por edad, no todos tienen el mismo desarrollo psíquico-físico, sea por circunstancias naturales propias de cada individuo, sea por su contexto familiar o social, ya que todos estos factores forman a la persona y la convierten en un ser único.

No debemos olvidarnos que si bien las clases son colectivas, es a cada uno de los alumnos en particular que la enseñanza está dirigida. Esta ha sido siempre mi línea directriz.

 

De todo esto se desprende que el docente debe tener en cuenta que la enseñanza que realmente llega, es la personalizada.

 

Está debidamente probado que toda enseñanza compulsiva sólo puede, en el mejor de los casos, lograr una instrucción momentánea. El docente debe arbitrar los medios: motivar al alumno por la practicidad del contenido; desarrollar el mismo en forma armónica con la capacidad de raciocinio del estudiante; emplear formas amenas y atractivas en la presentación de los temas;  hacer que el discípulo sienta placer practicando el arte del desarrollo lógico de la estructura de la asignatura.   

 La matemática es importantísima para el buen desenvolvimiento en la vida de relación. Ser hábil con los números y los conceptos matemáticos resuelve muchos problemas diarios, y a su vez desarrolla el pensamiento deductivo-analítico, dando agilidad a las personas para resolver situaciones que se presentan a diario.

 A medida que se avanza en el aprendizaje, también deberemos tener en cuenta las orientaciones a elegir por los educandos, para profundizar en distintos aspectos de la materia según las necesidades que marcan dichas tendencias. Es usual que sea la facilidad para encarar una asignatura o un grupo de las mismas lo que determina la orientación que una persona va a elegir para continuar  su formación. Esto hace más valedero el hecho que los contenidos deben ser cuidadosamente elegidos en cada situación.

  Debemos tener en cuenta que los contenidos matemáticos constituyen un elemento más en el caudal de información que los alumnos reciben en el colegio. Se debe colaborar y trabajar en estrecho contacto con las otras áreas, no sólo para coordinar temas sino también para regular la cantidad de tareas que a diario debe resolver cada alumno.

“Las personas no somos sólo un saco a llenar de contenidos e información sino que el tiempo de descanso y esparcimiento es tan necesario para la vida como el que dedicamos a nuestro trabajo o instrucción.”

El gran cúmulo de horas de que hoy pretendemos disponer para la formación del estudiante, no ha producido mejores resultados desde el punto de vista humano. Cada vez son más frecuentes el desapego a la escuela, la falta de conocimientos en los alumnos, la mala conducta, la depresión y el fracaso.

Urge encontrar tiempo para reflexionar, para pensar”. Cuando Unamuno dijo que solía ir a pasear con los pastores de ovejas para aprender a pensar, para deshacerse de los prejuicios y dogmas de la escuela, todos se rasgaron las vestiduras. Sin embargo, Unamuno era sincero. Un pastor de ovejas tiene tiempo para pensar, para dar rienda suelta a su imaginación, dimensionar el sentido de sus conocimientos, y descubrir nuevos horizontes.

 

    “El mundo muestra hoy la desconcertante paradoja de un número cada vez mayor de gente que se educa y un aumento creciente de la ignorancia. La paradoja reviste visos de irónica perversidad pues, en parte significativa, la ignorancia se origina y nutre en la acelerada y enorme producción de conocimiento científico y desarrollo tecnológico” (Gilda de Romero Brest).