Desde Cuba,
escribe nuestro corresponsal,
Ricardo Pelegrin

Categoría
para Doctor en Ciencias
del Doctor
en Ciencias Jurídicas
Profesor Emérito
Julio Fernández Bulté

 

 

El Miércoles 30 de Noviembre del recién pasado año 2005 el Aula Magna de nuestra querida Universidad de La Habana fue escenario de la discusión para Categoría de Doctor en Ciencias del Profesor Emérito Julio Fernández Bulté. Una vez más este hermoso espacio universitario se convirtió en sitio de desarrollo de la ciencia cubana.

 

Ser Doctor en Ciencias es una categoría que implica un doble doctorado. El primer requisito es haber vencido el primer doctorado en aquella rama de la ciencia a la que el aspirante se dedica; es decir, haber sido ya por muchos años Doctor en Ciencias Jurídicas con una amplísima obra basada en el  trabajo y la dedicación. En segundo lugar se requiere que el aspirante haya alcanzado por su trabajo un nivel y un reconocimiento nacional e internacional. A este, uno de nuestros emblemáticos profesores, se consideró haber superado con creces dichos parámetros.

 

El Tribunal estuvo integrado por un grupo de prestigiosos profesores cubanos bajo la presidencia del Doctor Leonardo B. Pérez Gallardo, siendo las Doctoras Lissette Pérez Hernández y Marta Moreno Cruz, sus Secretaria y Vocal, respectivamente. Los oponentes fueron tres Doctores en Ciencias de igual y reconocido prestigio: el economista Hugo M. Pons Duarte, el historiador Alberto Prieto y el pedagogo e ingeniero civil Manuel Silva Rodríguez.  

 

El emotivo acto transcurrió durante la mañana y se inició con la ponencia de alrededor de una hora del aspirante. La intervención consistía en presentar las obras más importantes publicadas por el autor durante su vida. En cada texto hacía referencia a su aporte particular a la ciencia cubana y significaba por tanto los valores de cada una de sus creaciones.

 

El siempre jovial y ameno profesor Fernández Bulté nos regaló a los presentes un recorrido por toda su vida académica y creativa. Con el discurso claro, sencillo y  a la vez lleno de sabiduría de un gran jurista y pedagogo, nos hizo acompañarle en un viaje por el tiempo que sin dudas quien más disfrutó fue él pero que a todos nos regocijó y nos hizo reflexionar y, claro, aprender. 

 

Comenzó por la Historia del Estado y del Derecho en la Antigüedad Tomo I de 1971. Sobre ella resaltó ser la primera obra cubana que expone la historia del derecho desde el origen de las civilizaciones hasta la Edad Media y, además, con la perspectiva y el método científico del marxismo-leninismo. También rescata dos contenidos de singular importancia y controversia que son el Estado y el Derecho en los pueblos del Antiguo Oriente, cuando se debatían las categorías histórico-políticas al respecto, y los elementos de la historia interna del Derecho Romano, que habían sido suprimidos del currículo de la carrera. En este caso entiende como superior aporte de este libro haber expuesto la importancia del Derecho Romano para la perspectiva antiimperialista e integracionista.

 

En 1973 publicó el segundo Tomo de la misma obra. Aquí refirió como aportes de su obra la introducción del fenómeno jurídico feudal, el Estado Islámico y la formación de los Estados Nacionales en Europa y América. Estos eran contenidos no estudiados en nuestro país desde la perspectiva histórica-jurídica. Según planteó el mismo aspirante, “Esta obra, con sus dos Tomos, conocida entre los jóvenes estudiantes como los ladrillos en alusión cáustica al color de su carátula y su contenido, sigue siendo la obra más completa de Historia del Estado y del Derecho escrita por autor cubano y una de las más acabadas, citada y consultada, de autores de lengua española.”

 

A continuación expuso lo relevante del Plan de Estudios B de la Carrera, cuya elaboración dirigió. Es un plan en que se incrementa el contenido curricular reincorporando materias que habían quedado fuera del Plan como Derecho Romano, Constitucional, de Propiedad, poniendo nuevas asignaturas como Derecho Económico y Comercial Internacional y redimensionando un tercer grupo que no satisfacía las necesidades del jurista cuales fueron Derecho Penal, Derecho Procesal y Derecho Internacional Público. Así,  el fondo horario se elevó a más de 1000 horas, por lo que ascendió hasta 4500. En este programa se trazó el objetivo de superar las más férreas concepciones normativistas que imperaban dentro de la Facultad para el desarrollo del elemento científico y la investigación en el Derecho.

 

Con el reinicio de la asignatura de Derecho Romano pasó a dirigirla, junto con la  Historia del Derecho y la Teoría del Estado y del Derecho. En estas circunstancias encabeza el colectivo de autores para la publicación del Manual de Derecho Romano en 1982. El mismo fue el primer estudio cubano del Derecho Romano desde una óptica marxista que no supera los clásicos cubanos pero se ajusta al Plan de Estudios y resulta indispensable para el estudiante. Por otra parte, es el primer texto en español que expone los contenidos de Derecho Penal Romano y el primero en Cuba que incorpora un esquema de solución de problemas de obligaciones, contratos y sucesiones.

 

En1982 y luego en 1984 publica la Historia de las Ideas Políticas y Jurídicas en sus dos Tomos: Grecia y Roma. El autor lo considera un complemento filosófico a la Historia del Estado y del Derecho en la Antigüedad en el que los pensadores son expresión de las condiciones políticas y jurídicas en que se desarrollan. Es otro novedoso estudio marxista que emplea también como fuentes las obras de teatro, de literatura y los mismos clásicos de la Filosofía.

 

En 1983 pasa a asumir el Vicedecanato de Docencia de la Facultad, elaborar el Plan C y redactar un Manual de Teoría del Estado y del Derecho en colaboración con la Universidad Estatal de Moscú “Lomonosov”. Esta última idea queda culminada en 1985 para una edición única en 1988 de Manual de Teoría del Estado y del Derecho.  En 1984 publicó Lecturas Complementarias de Derecho, con temas de diversas asignaturas.

 

En la década de 1990 publicó el Manual de Historia General del Estado y del Derecho I, Filosofía del Derecho e Historia General del Estado y del Derecho II. Cada uno es una readaptación de los antiguos contenidos a fin de poner a disposición del estudiante los materiales necesarios para el Plan C. De particular significado es el regreso de la Filosofía del Derecho, cuya reinserción en los planes de estudio defendió mucho tiempo hasta que lo logró para estos años.

 

La exposición concluyó con la explicación de los dos últimos libros publicados en 2001: Teoría del Estado y Teoría del Derecho. Con ellos justamente defiende su Doctorado en Ciencias. Atribuye a su obra los siguientes méritos: expresión  más actualizada de la literatura marxista en América Latina sobre esos temas, es la visión cubana desde la perspectiva de nuestro socialismo y la considera el resumen de sus treinta años de trabajo académico.   

 

Avisó, a su vez, de nuevos libros en preparación. Está ya próxima a publicar una nueva Historia del Estado y del Derecho en Cuba.

 

Concluida la exposición, que apenas se puede resumir por su riqueza e interés, se inician las lecturas de las oponencias en las que se llegaron a formular más de treinta  preguntas por parte de los Doctores al cargo, siendo todas las respuestas satisfactorias y propiciando sendos análisis que el mismo aspirante debió limitar pues para el final de la última de la oponencias ya el reloj marcaba más de la una de la tarde. Los asistentes, no obstante, recibíamos en cada contesta una nueva clase magistral de las que el profesor Bulté imparte en Primer Año y hacen nacer en el estudiante recién llegado el amor y el respeto por la profesión, por el derecho y por la ciencia.

 

La deliberación del Tribunal evaluador no dio otro resultado que el esperado al otorgar al profesor dicha categoría. Este, profundamente emocionado, escuchó las palabras del Acta. Un prolongado aplauso fue el humilde homenaje de los presentes a toda una vida de estudio y dedicación, de creación científica y espiritual, para quien se convertía en ese día en el segundo jurista cubano Doctor en Ciencias.

 

Un acto así solo pudo concluir con los cariñosos agradecimientos del profesor. Otorgó un lugar importante a los estudiantes de nuestra facultad, que por ser él se remontan a varias decenas de generaciones atrás; los profesores de la Facultad; la Unión Nacional de Juristas de Cuba; los amigos y la familia. Envió un abrazo muy fuerte a todos sus hijos y nietos. Luego pidió, emocionado, que le acompañara ante el público allí reunido su esposa, motivo perenne de inspiración y apoyo imprescindible para toda esta obra, que lleva, por coincidencia, el nombre de ese propósito grande que es América.

 

Para nosotros es además un honor que sea un romanista cubano el que, a partir de sus trabajos, en buena medida dedicados al Derecho Romano, obtenga este grado científico. En lo particular nos gratifica y constituye un nuevo elemento para el desarrollo de esta ciencia y de la investigación en general en la Universidad de la Habana y en Cuba.

 

Una vez más, Muchas Felicidades, profesor.