Número 15, marzo de 2003
Editorial
POR TODOS LOS PUEBLOS
Estimados Amigos:
Era
el año 1945. Las águilas nefastas caían por fin. Europa,
el mundo todo, amanecía al despertar de una pesadilla pantagruélica
de horror y de masacre. Seres humanos cadavéricos, delgados como sombras,
miraban con ojos desorbitados, gigantes en medio de sus rostros consumidos,
sin ver. Sin querer ver. Porque esas chimeneas siniestramente erguidas aún
humeaban los sueños interrumpidos de sus padres, de sus hijos, de sus
esposas, de sus hermanos. Hombres y mujeres, ancianos demacrados y niños
súbitamente extraídos de baleros y muñecas, vagaban por
caminos sin carteles, en busca de casas que eran huecos de sangre, de barrios
en cuyas plazas un día, un milenio atrás, se jugaba, se reía,
se esperaba a los Reyes Magos... Muletas, vendas, harapos, muñones, medallas
inútiles... Lágrimas sin respuesta. Caricias sin objeto. Palabras
que jamás serían oídas. Esa, esa, esa, esa y no otra era
la cosecha del odio, de las armas, de la intolerancia, de la impaciencia, de
la soberbia, de los mitos de superioridad. Dios, sobrecogedoramente triste,
veía desde su corona de espinas a sus hijos sin rumbo, y ellos, con las
manos llagadas, no sabían qué responderle.
Era el año
1945, y los hombres no habían sabido entender esa extraordinaria, increíblemente
magnífica, película francesa cuyo nombre debería recordar
pero no puedo hacerlo, aunque de sólo evocarla se me pone la piel de
gallina, en que los miles y miles de muertos de la Primera Guerra Mundial, al
prever que se avecina una conflagración nueva, emergen de sus tumbas
todos juntos, los unos y los otros, sombríos, serios y atormentados,
los labios torvos, los ceños fruncidos hasta lo insoportable, con las
heridas abiertas, los miembros faltantes, las vidas cercenadas, y transformados
en una plaga de espectros silenciosos (abrumadoramente silenciosos), recorren
una a una las regiones que ya los han olvidado, para traerles de regreso a la
memoria cuánto, cuantísimo, duele abrir el fuego.
Era el año 1945,
y aún no se había descolgado el que luego llamarían telón
de acero, o cortina de hierro, y hasta podía parecerle a algún
onírico que vendría una era suave. Sobre las ruinas de una Sociedad
de las Naciones frustrada, se construía con afán una mesa nueva,
cuya bandera celeste presagiaba sonrisas. Era hora de reconstruir, de ubicar
sobrevivientes, de restañar los llantos, de forzar los labios ante la
terca presencia del ruiseñor en los alambres. Nunca más, nunca
más, musitaban las viejas ordenando los escombros de su pasado. Nunca
más, nunca más, respondían las viudas, estrechando contra
el pecho olvidado el telegrama baldío. Nunca más, nunca más,
cantaban los pequeños que, con esa humanidad tan fuerte que cargamos
al amanecer, ya jugaban escondidas entre los huesos blancos.
Era el año
1945, y en Ámsterdam, la ciudad de la dulce Ana Frank, eterna abanderada
de las existencias estúpidamente truncas, el olor fétido de los
adoradores de la cruz gamada se iba lentamente escurriendo de los alegres canales,
y con timidez renacían las miradas holandesas de fuerza y de esperanza,
de líquida y rubia franqueza. Cuando, de pronto, entre las calles con
resabios y los recuerdos amargos, sucedió algo extraño y grandioso.
Ida Peerdeman, una mujer de cuarenta años, cuya vida anterior incluía
escenas asombrosas, tales como visiones proféticas, y hasta un exorcismo,
anunció que acababa de ser visitada por la Virgen, y pronto declaró
que esos encuentros se reiteraban con cierta frecuencia. Lo más llamativo
era que su celeste interlocutora aparecía apremiantemente preocupada
por la guerra, urgida en abogar por la llegada de la paz universal, en desviar
a los hombres de un nuevo conflicto.
Las coincidencias (para
quien crea en ellas) son muchas. La primera aparición se habría
producido el 25 de marzo, justamente cuando las tropas aliadas estaban quebrando
las barreras del corazón del imperio nazi, y Hitler lanzaba la orden
de "quemar la tierra". Y la pobre Ida insistía en la importancia
que la Santa Virgen ponía en la terminación de toda discriminación
étnica. Mientras los horrores de la Shoah se revelaban
a los ojos asqueados de la conciencia humana, poniendo en evidencia la sublime
imbecilidad salvaje de las mitologías racistas, la señorita Peerdeman
exclamaba a un mundo en ruinas que su alta visitante le había dicho que
quien "una vez había sido Miriam o María", quería
adoptar ahora un nuevo nombre, y ser llamada "la Señora de Todos
los Pueblos".
La oración
que Ida reportó como dictada por la María es muy hermosa, y no
tardó en difundirse, aunque su aceptación oficial católica
suscitó reservas, y de hecho hasta el día de hoy no existe un
pronunciamiento definitivo sobre las apariciones, que fueron en primera instancia
rechazadas por el Vaticano. Más allá de esos avatares, el mensaje,
nacido en los efluvios doloridos de una Europa en debacle, golpeada a morir
por la guerra y la discriminación, tiene hoy, en las presentes circunstancias,
una vigencia imponente: "En un tiempo en que las razas, los pueblos y las
culturas se señalan cada vez más con el dedo -dijo el obispo de
Haarlem, Holanda, en 1996, al autorizar la oración y la denominación
nueva-, pensamos que precisamente este título da una clara luz sobre
la maternidad universal de María y sobre su misión única
y femenina en el Plan de salvación del Señor".
Esta humilde revista
es respetuosa de todas las tradiciones religiosas y culturales, pero adhiere
a una común y ferviente creencia en la paz universal, en la absoluta
torpeza de toda guerra, en la maldad ínsita en cualquier demostración
de intolerancia, de soberbia, de violencia. La guerra, mis amigos, es un terrible
crimen, como lo gritaba Juan Bautista Alberdi: "Esta palabra nos sorprende
sólo en fuerza del grande hábito que tenemos de esta otra, que
es la realmente incomprensible y monstruosa: el derecho de la guerra,
es decir, el derecho del homicidio, del robo, del incendio, de la devastación
en la más grande escala posible; porque esto es la guerra, y si no es
esto, la guerra no es la guerra".
Y agregaba el gran tucumano:
"Estos actos son crímenes por las leyes de todas las naciones
del mundo. La guerra los sanciona y convierte en actos honestos y legítimos,
viniendo a ser en realidad la guerra el derecho del crimen, contrasentido
espantoso y sacrílego, que es un sarcasmo contra la civilización".
Soñemos y trabajemos
por un mundo sin guerras. Donde nadie, ni Saddam Hussein, ni Corea, ni los Estados
Unidos, ni Rusia, ni China, ni nadie, posea armas capaces de generar destrucción
masiva. Donde ningún país se arrogue la potestad de ser centinela
del mundo, y donde los mandatos de las Naciones Unidas sean obedecidos, incluso
cuando implican someterse al control de ellas, y revelar los propios secretos
militares. ¡Ah, si sólo una vez, en medio de esas reuniones de
hipócritas, apareciera la Señora de Todos los Pueblos! ¡Qué
supremo rompecabezas divino es aquel que brinda esas magníficas experiencias
a niños y a mujeres simples, y no las derrama sobre Hitlers, Stalins,
Bushes y Videlas!
Quiera Dios que veamos
un día en que cada ser humano importe. Que se haga carne en los líderes
del mundo la sublime plegaria de Shantideva, que cada día reza ese hombre
refulgente que es el Dalai Lama:
"Mientras
dure el espacio,
Mientras
haya seres sensibles,
Pueda
yo también permanecer
Para
disipar los sufrimientos del mundo"
Cordialmente,
Ricardo
D. Rabinovich-Berkman
EN ESTE NÚMERO..
E A PROTEÇÃO INTERNACIONAL DOS DIREITOS HUMANOS, por Uyára Schiefer
A personalidade do jurista Levi Carneiro é uma das mais atrativas que viu florescer o Brasil de meados do século XX. Em tempos difíceis para seu país e para o mundo todo (algum tempo não o foi?), sua voz se elevou além das fronteiras para ser ouvida universalmente em procura de paz, da justiça e da vigência plena e internacional dos direitos humanos. É por isso que PERSONA fica honrada e feliz com a publicação deste interessante artigo, da lavra da reconhecida jurista Uyára Schiefer (mistura gostosamente brasileira, essa do seu nome), distinguida professora universitária, Mestra em Direito, Especialista em Metodologia, e agora em curso de fazer seu Doutorado em Ciências Jurídicas (em cujas aulas Deus me regalou com o prazer de ser docente dela). Por acima de todas as muitas lianças que associam à Uyára com Carneiro, entre elas a comum preocupação pelas prerrogativas existenciais, a profundidade jurídica, etc., está o compartido embeleço pela doce e sorridente cidade de Niterói, onde Levi viu a luz e a nossa autora mora. Eu também tenho muitas razões para recordar com carinho essa cidade formosa que muitos turistas só vêem de longe (seja a razão mais bonita que uma tarde caminhei sua caprichosa beira-mar em companhia do filho que perdi). Entre elas, que Niterói foi o sitio do mundo que meu admirado Teixeira de Freitas escolheu (e foi boa escolha) para se encontrar com Deus. R.D.R.-B
LA
RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS DE EXISTENCIA IDEAL,
A TRAVÉS DE LOS FALLOS DE LA SUPREMA CORTE
DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES (1876-1906),
por Juan Carlos
Frontera
Esta revista, como su propio nombre lo indica, está interesada en la
temática de la persona en todos sus aspectos, de modo que, como lo dijéramos
ya en otra oportunidad, si bien hemos de conferir abierta y declarada primacía
a los asuntos vinculados con el ser humano y sus prerrogativas fundamentales,
no rechazaremos el estudio de la "persona ideal", sobre todo cuando
éste se vincula con aspectos tales como la responsabilidad, que tanto
inciden en la vida de las otras personas, las únicas reales (mal que
les pese a los románticos "organicistas", como Jellinek). He
aquí un prolijo abordaje histórico-jurídico, realizado
por el joven y promisorio investigador Juan Carlos Frontera, que enseña,
entre otras, en las Universidades Kennedy, del Salvador, y de Buenos Aires,
y es autor ya de varios excelentes trabajos de la especialidad. Como corresponde
a un buen estudio científico, están aquí bien demarcadas
las cuatro coordenadas: tema, espacio, tiempo y fuentes. Tras un adecuado acercamiento
al Código de Comercio argentino, y a su tratamiento de las personas ideales,
Juan Carlos se lanza a un minucioso relevamiento de los acuerdos de la máxima
Corte bonaerense, extrayendo la doctrina en ellos ínsita, comparándola
a veces con la de los juristas de entonces. Todo lo cual concreta con solvencia,
dando lugar a un artículo de mucho interés. R.D.R.-B.
PROPUESTA FUNDAMENTADA DE UNA NORMATIVA SANITARIA,
Y OTRAS CUESTIONES CONEXAS, por
Mariana Rodríguez
Imposible no percatarse de que la "demografía", el viejo arte de dibujar el cuerpo, ha dejado en los últimos años de ser una práctica vinculada con culturas "exóticas" y sectores sociales más o menos marginales, para instalarse en un vastísimo arco de la población, especialmente joven, de América y Europa. Hace apenas veinte años, recuerdo cómo en París se anunciaban productos cosméticos para borrar o disimular los tatuajes tribales que, traídos por algunos inmigrantes del África o la Polinesia, les ocasionaban rechazo social y no veían el modo ni la hora de quitárselos. Ahora, las ciudades bullen de locales donde los tatuadores ofrecen sus servicios, y cualquier centro de veraneo del mundo se ha convertido en un museo viviente de pictografía humana. ¿Puede el Derecho dar la espalda también a esta realidad? ¿Ha de darse rienda suelta al prejuicio, y prohibir y clausurar sin más? Mariana Rodríguez, distinguida y enérgica estudiante de Derecho, tatuada ella misma, y defensora ardiente del derecho a disponer del propio cuerpo, prefiere otro camino: el estudio serio del asunto, y la elaboración de una propuesta legislativa concienzuda (como la que ofrece), para dar pie al debate constructivo, en bien de todos. R.D.R.-B.
CRIOPRESERVACIÓN
DE EMBRIONES HUMANOS:
UNA PROPUESTA FUNDADA DE LEGISLACIÓN PARA ARGENTINA,
por Verónica Calleja y Sabrina Solnicki
PERSONA invitó a varios estudiantes avanzados de Derecho a publicar sus proyectos de reformas, fundamentados con la debida investigación científica, a la legislación argentina en temas biológicos. El feliz resultado fueron varios trabajos, tres de los cuales hemos ofrecido ya en nuestros números 13 y 14, y los restantes son el que antecede y éste, que regresa sobre una temática que, si bien la hemos tratado ya otras veces, no por ello deja de presentar acuciante actualidad. Máxime cuando, como con tino lo recuerdan Verónica y Sabrina, nuestros legisladores siguen dando las espaldas al asunto. Como me sucediera con otro de estos inteligentes esbozos, a pesar de verme bastante citado, no concuerdo con muchos de sus puntos. Pero es justamente en la discrepancia que está el néctar del futuro, y sólo cultivando el debate, científico y serio, cosecharemos algún día un ordenamiento normativo moderno que realmente responda a los valores, y a las necesidades de los pueblos. R.D.R.-B.
ÍNDICE GENERAL
Para facilitar la búsqueda de artículos publicados en nuestros primeros catorce
números, proporcionamos aquí a nuestros amigos lectores un índice general,
confeccionado por Silvina Borgnia (Clic aquí)
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Escribe Luis Ignacio Galli (Click aquí)
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